Finalista Concurso: École Nationale d´Architecture d´Agadir (Marruecos).
- Ubicación / Location:
- Agadir (Marruecos)
- Año de Construcción / Construction Year:
- Finalista Concurso de Ideas
Memoria/Project Memory
La arquitectura, desde un punto de vista pedagógico, pasa ineludiblemente por la creativa actividad de diseñar espacios para que sean ejecutados materialmente en una realidad funcional y perecedera, social y emotiva, esto es, un vínculo entre idea y materia, entre ficción y realidad, en definitiva para ineludiblemente por soñar.
Para diseñar un espacio que sirva para, a su vez, diseñar, la propuesta ha de pasar por moldear espacios que no sólo sean funcionales, sino que a su vez creen emociones en sus usuarios, que dialoguen y que conecten socialmente a los mismos, que respeten su entorno urbano y sean sostenibles, en definitiva, nuestra propuesta pretende crear un verdadero Jardín de los Sueños.
Haciendo una lectura de la parcela donde se ubicará la Escuela de Arquitectura de Agadir y de su entorno urbano inmediato, nos parece factible acercarnos a la misma a través de los dos ejes principales que circundan a la misma, las Avenidas AG-175 y AG-184, como flujos principales de entrada a la misma desde la circulación rodada, peatonal o bicicleta. De esta manera, afrontamos la entrada principal peatonal del edificio por la propia confluencia de ambos ejes, en la esquina, dejando las medianeras traseras para la entrada y salida del tráfico rodado, siguiendo el flujo natural del mismo marcado por unos ejes diagonales que marcan el carácter perceptivo de la propuesta.
De esta forma, las medianeras sirven para “ocultar” los vehículos, mientras que los frentes muestran los jardines, espacios verdes y volumetría del propio edificio.
Pero la definición de este eje diagonal a la parcela no surge sólo de la respuesta a los flujos y conexiones entre interior y exterior de la misma, sino también a un componente visual y a un componente de soleamiento.
Visualmente y como Escuela de Arquitectura, adquiere la propuesta una mayor presencia desde ambas Avenidas, realzando la volumetría a partir de un eje diagonal que a partir de ejes paralelos a las mismas. A medida que avanzamos por las mismas para acercarnos al complejo, se puede apreciar cómo se van alterando la percepción de los distintos volúmenes que emergen de la parcela, con diversas texturas según por cuál se frecuente, dotando a la propuesta de un dinamismo propio de un lenguaje de una Escuela del siglo XXI.
También, al crear un entramado o celosías tanto en fachadas como en cubiertas en dirección noroeste – sudeste, la disposición diagonal de la propuesta permite la entrada de iluminación natural indirecta a los distintos espacios por el norte, dejando entrar más luz por la mañana que por la tarde, lo que permite que se refresquen más los diversos espacios cuando más lo necesitan.
Por tanto, los alzados de la propuesta responden a la funcionalidad interior del programa, abriéndose al norte para recibir una iluminación difusa y homogénea, y cerrándose al sur para la protección del calor. Mientras que el eje diagonal este – oeste sirve para crear flujos y dotar de dinamismo y versatilidad a la planta.
De igual forma, en cubiertas se van alternando losas macizas con pérgolas que permiten derramar una luz indirecta por el interior de los espacios de comunicación y que, junto con el juego de dobles alturas que se va intercalando en el programa, dota al edificio de una importante y necesaria riqueza espacial interior y exterior, de forma que todo queda iluminado y ventilado naturalmente.
Estas cubiertas emergen del terreno como losas que se van plegando irregularmente en función de la altura e iluminación necesaria interior, creando heterogeneidad y continuidad en el discurso formal, marcando flujos y organizando el programa. Los pliegues permiten, a su vez, recoger aguas, integrar las instalaciones solares, crear espacios sociales y protecciones solares exteriores, dando continuidad formal con los elementos urbanos de la propuesta, difuminando la relación interior-exterior del edificio.
De esta forma, se dota de igual importancia a los elementos intersticiales que al interior del edificio, ya que forman parte íntegra y le dan continuidad a los espacios funcionales. La propia geometría lineal y difusa crea un juego espacial que enriquece el discurso de cohesión social, evitando la delimitación física a favor de la integración con los elementos urbanos como pérgolas, bancos, láminas de agua o vegetación, esto es, introduciendo el jardín en el propio edificio.
Y son estos espacios sociales abiertos los que, a su vez, organizan el programa funcional, dejando el Hall principal en el centro, con el uso docente al norte (mayor iluminación y menos ruido), la biblioteca al sur (mayor relación con los espacios sociales), y la administración central como gestora del edificio en su totalidad. Las piezas deportivas se ubican al sur, con mayor iluminación y ventilación y como parte del “colchón amable verde” entre la avenida principal y el edificio. La cafetería/restaurante con el resto de servicios se vincula al ágora, siendo éste el corazón social de todo el edificio.
Estos espacios exteriores integradores hacen un guiño al urbanismo tradicional como parte de nuestra cultura que enriquecen a nuestros pueblos y ciudades.
La propuesta se diseña en dos plantas, dando una mayor importancia a la imagen horizontal, compacta y continua del edificio, en lugar de colmatar un volumen de mayor altura, obteniendo una mejor integración urbana y paisajística.
Las zonas de futura ampliación se ubican igualmente vinculados a los usos del resto del programa: ampliación del edificio docente en el interior de la trama y anfiteatro en conexión entre el lleno y el vacío de la propuesta, dando ambos continuidad a la trama y al a propuesta.
Y todo el discurso queda cosido, unificado y potenciado por la fuerza que le dota la marcada linealidad compositiva de la propuesta: desde la geometrización de los aparcamientos hasta el vallado exterior, pasando por la ubicación de las piezas, rampas, parterres, pérgolas, bancadas, vegetación, etc.
Materialmente las piezas quedarán acabadas en hormigón visto pigmentado en tonalidad ocre y texturizada con encofrado de madera, como parte integral de la arquitectura tradicional con un lenguaje contemporáneo. Esta materialidad, homogénea exteriormente se integra en armonía con los elementos naturales a añadir: vegetación y agua. En el interior de los espacios, el blanco será el color determinante para dotar de una mayor iluminación a las estancias, acentuando la potencia material y espacial de cada pliegue de las cubiertas.